Son cada vez más los centros que abandonan los libros tradicionales en papel y buscan el reemplazo en sus versiones digitales, ¿cuál es el hecho que motiva esta transformación y por qué se consolida de esta forma? Pues bien, no existe una respuesta clara o única ante esta pregunta, sin embargo, en la mayoría de los casos, este cambio viene motivado por la puesta en práctica de algún proyecto tecnológico en el centro como el archiconocido proyecto Carmenta, en el que a los alumnos se les otorgan tabletas digitales para que puedan utilizarlas como soporte para sus aprendizajes. Estas tabletas propician que los alumnos tomen sus apuntes, hagan sus ejercicios y estructuren su estudio utilizando estas mismas, es lógico por lo tanto, ya que los libros de los que van a disponer y que van a ser el eje estructural de los contenidos y la organización del temario (no siempre pero sí en un buen número de ocasiones), estén también contenidos dentro de estas tabletas. Así pues, los centros se inclinan por solicitar a las editoriales las versiones digitales de los libros de texto por encima de las versiones físicas. Esto tiene unos cuantos puntos positivos que vamos a ver a continuación:
- Comodidad: Los libros digitales son ficheros electrónicos contenidos en series de datos, al estar cargados dentro de un dispositivo digital, puede haber un gran número de ellos en un mismo dispositivo, por lo que el peso físico acumulado de todos ellos es igual al peso del dispositivo en cuestión, lo que los hace idóneos para los escolares, pues en muchas ocasiones el peso de los materiales de estudio lleva a problemas físicos relacionados, de esta forma se reduce en un porcentaje muy amplio el peso que cargan.
- Utilidad: Los libros digitales a menudo ofrecen herramientas como el subrayado, los apuntes, las notas al margen, los hipervínculos o los chats que permiten que la experiencia de los alumnos sea mucho mejor y superior a la que tendrían con los libros tradicionales, especialmente si tenemos en cuenta que todos los cambios que se realicen dentro de los libros son fácilmente reversibles, por lo que no hay que preocuparse demasiado por estropear el libro y hacerlo confuso si te equivocas al subrayar.
- Simultaneidad: Los libros digitales suelen estar cargados en la nube, lo que implica que, en caso de de el alumno se olvide el libro en clase por ejemplo, puede seguir accediendo a él a través de internet en el ordenador de su casa, o en el dispositivo móvil de sus padres. En una sociedad con tantísimos dispositivos electrónicos es complicado que no consiga acceder de ninguna manera a su libro. Eso también se aplica para los apuntes, los subrayados y cualquier modificación que haya realizado en el libro.
- Costo: Este último punto positivo tiene dos vertientes, ya que si bien por un lado, las licencias digitales de los libros son más baratas que los libros físicos, también hay que pagar el dispositivo electrónico para poder acceder a ellos, lo que genera un sobrecosto añadido, pues el dispositivo es imprescindible.
- Temporalidad: Ya que al comprar la licencia de los libros electrónicos, esta solamente tiene un cierto periodo de vigencia, pasado el cual el usuario deja de tener acceso a estos recursos, por lo que la inversión necesaria para poder acceder a estos libros tiene un carácter efímero, pues el producto de la inversión acabará desapareciendo, mientras que los libros físicos son duraderos y no desaparecen.
- Costo: Ya decíamos antes que el tema del coste de estos libros tenía una doble vertiente, pero es que además, como apuntábamos en el punto anterior, la inversión no es recuperable, ya que al desaparecer el libro, no nos es posible revenderlo (a un precio menor) para recuperar una parte de la inversión.
- Problemas de visión: Derivados del uso excesivo de las pantallas como soporte para prácticamente cualquier actividad del día a día.
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